Sedimentaciones identitarias

Una propuesta de Theresia & Jeroen Malaise

Theresia Malaise · Jeroen Malaise

Pintora formada en Bélgica y España, reside y trabaja en Menorca. Su trayectoria está marcada por una intensa exploración sobre el pasado y la identidad, con exposiciones y reconocimientos en España. Al llegar a Menorca, su paleta se llenó de luz y color, dejando atrás el negro que caracterizaba sus primeras obras; ahora las masas de color flotan en el espacio, creando un mosaico de capas superpuestas, tal como lo hace la memoria.

En Sedimentaciones identitarias, su propuesta nace del deseo de escuchar la tierra, el tiempo y el cuerpo. A través de recorridos meditativos por los diferentes puntos cardinales de la Isla, cada pintura registra un instante vivido: capas de color que se convierten en capas de memoria y percepción.

Las ocho obras que presenta en NUMA llevan el nombre de los vientos que atraviesan Menorca (Tramuntana, Migjorn, Llevant, Ponent, Gregal, Xaloc, Mestral y Llebeig) y traducen en texturas y cromatismos la experiencia de caminar, observar y habitar nuestro paisaje.

Pianista, compositor y docente del Real Conservatorio de Amberes, ha actuado en escenarios internacionales como el Wiener Konzerthaus, la Royal Opera House de Londres o el Festival de Pekín. Su trabajo se nutre de diversas tradiciones musicales y de la improvisación, en un diálogo constante entre investigación artística y actividad pedagógica.

Para Sedimentaciones identitarias, Jeroen ha creado cinco piezas musicales concebidas expresamente para la exposición. Cuatro de ellas se inspiran en los vientos —Tramuntana, Migjorn, Llevant y Ponent— a partir del diálogo con las pinturas de su hermana, mientras que una quinta incorpora el fandango como expresión comunitaria y arraigada al territorio.

El fandango no es punto de partida, sino uno de los hilos conductores dentro de su investigación sobre cómo la música nace, viaja y se transforma. En este proceso, Jeroen conecta las raíces mediterráneas con experiencias en el Norte de África, Turquía, Palestina o Córdoba, donde identifica en el flamenco el origen del fandango. Cada influencia se añade como una capa más, un sedimento sonoro que construye identidad. De este modo, sus composiciones resuenan con la idea de estratos personales en constante movimiento, abiertos a nuevas transformaciones.